La Covid-19 va a traer cambios sustanciales en nuestras prácticas y rutinas habituales en lo que llaman la nueva normalidad. El entorno laboral, uno de los pilares fundamentales de nuestras vidas, inevitablemente se ha visto y va ha verse afectado, tal y como hemos comprobado tras la prueba del teletrabajo.

En este periodo de confinamiento hemos comprobado que podemos seguir trabajando y que podemos reinventarnos y afrontar situaciones difíciles, gracias a ideas innovadoras y, sobre todo, gracias a la digitalización, ya que hemos digitalizado las relaciones humanas, hacer deporte, consumir ocio, el modo de consumir, y sobre todo el modo de trabajar. Tras este periodo de reflexión caminamos hacia una nueva normalidad con nuevas practicas y hábitos, por tanto, ¿tiene sentido volver a nuestros antiguos sistemas?

¿Qué pasará si, como predicen, hay un rebrote de casos y tenemos que volver a un periodo de confinamiento?

Todo apunta que en el año 2020 hasta principios de 2021 habrá un repunte de la pandemia que nos puede obligar de nuevo al confinamiento temporal por prevención y de nuevo tendremos que deslocalizar los puestos de trabajo.

En esta situación de excepcionalidad hemos aprendido que es mejor prevenir que curar. En marzo todas las empresas tomaron decisiones de última hora para solventar un problema momentáneo, pero nos hemos dado cuenta de que esto no va a ser para unos meses, sino que la transformación del puesto de trabajo ha venido para quedarse, al igual que la nueva normalidad.

Ahora sabemos que la organización actualmente necesita que su entorno de trabajo sea fácilmente permutable de presencial a remoto, que sea seguro y prevenga posibles problemas de ciberseguridad.

La transformación del puesto de trabajo ha venido para quedarse, al igual que la nueva normalidad.

Tras la experiencia del teletrabajo ¿es el modelo que he utilizado estas semanas para dar servicios a mis empleados el más eficaz?

Tanto como aquellas que apostaban por la digitalización de su organización, como aquellas que lo veían como un concepto lejano se han dado cuenta la importancia que tiene estructurar bien un modelo digital en su entorno laboral. 

Por mucho que algunas empresas tuvieran sus sistemas preparados en un alto porcentaje para el teletrabajo, quedan resquicios de mejora que habrán aflorado en los protocolos de deslocalización recientes. Seguramente esos problemas han sido resueltos temporalmente, pensando que no sería necesario mantenerlo en el tiempo, pero esta experiencia nos dicta que lo temporal podría convertirse en algo permanente, por ello, sería preciso revisar todos esos problemas.

En este periodo de confinamiento, hemos comprobado que es posible mejorar nuestros sistemas. Hemos comprobado que el teletrabajo puede ser posible. Esta situación de excepcionalidad ha servido para hacer remarcar el papel fundamental que tiene la transformación digital en todas las organizaciones, y sobre todo en el puesto de trabajo. Nos encontramos en el momento de avanzar y mejorar nuestro modelo anterior de trabajo

¿Qué pasa si el 100% de nuestros empleados no pueden volver a los puestos trabajos esenciales?

En marzo no éramos conscientes de cuanto tiempo se iba a alargar la situación del confinamiento en nuestro país. Las previsiones indican que durante lo que queda de año 2020 y probablemente el año 2021, viviremos momentos de confinamiento, los colegios no podrán abrir al completo, y consecuentemente habrá parte de nuestros empleados por conciliación familiar deban de seguir teletrabajando.

Como pronto, a finales de mayo esta prevista la vuelta gradual a las oficinas de los empleados, pero asegurando siempre la distancia social y controlando el aforo en las oficinas. Por lo que, el 100% de los empleados no podrán trabajar en las oficinas desde el minuto 0. El Gobierno plantea establecer turnos de trabajo o seguir manteniendo el teletrabajo para un porcentaje de la plantilla.

Esta casuística, nos plantea la posibilidad de crear un modelo hibrido de puestos de trabajo, dotando a nuestras infraestructuras tecnológicas nuevas capacidades para que activar el teletrabajo no sea una decisión momentánea y un quebradero de cabeza, sino que se convierta en una medida acertada y estratégica.

 

En definitiva, esta situación excepcional nos ha demostrado que la transformación digital e innovación son la clave para reformular el modelo de puesto de trabajo. Sin embargo, el cambio no solo debe ser tecnológico sino también incluye un factor cultural en el cambio de paradigma del puesto de trabajo, en el que se debe gestionar el cambio hacia el nuevo modelo.